La Santa de Totana es uno de esos sitios a los que siempre da gusto volver. Naturaleza, tranquilidad y ese ambiente tan especial que tiene este paraje de la región de Murcia… y con Andrea y Antonio todo encajó desde el principio.



Al principio estaban un poco nerviosos —como casi todas las parejas—, les costaba soltarse y se notaba que tenían ese punto de “¿qué hacemos ahora?”. Pero poco a poco fueron relajándose, empezaron a olvidarse de la cámara y todo empezó a fluir solo. Y cuando eso pasa, es una maravilla ver cómo empiezan a mostrarse tal y como son.








Fue una tarde muy tranquila y bonita, llena de miradas cómplices y gestos naturales. Y para rematar, acabamos disfrutando de un atardecer increíble con Sierra Espuña al fondo, de esos que te obligan a parar un momento y simplemente mirar.
Una sesión sencilla, natural y con mucho cariño. Justo como ellos.





