Hay historias que continúan, y pocas cosas nos hacen tanta ilusión como acompañar a una pareja más allá del día de su boda. Con Nerea y Diego, todo siempre ha fluido con esa naturalidad bonita que solo ocurre cuando ya existe confianza, cariño y risas compartidas. Desde su boda, sabíamos que volver a fotografiarlos sería especial… y así fue.




Lo bonito de días así es que ya no vamos solo “a hacer fotos”: vamos a reencontrarnos con una pareja que sentimos un poco como fotografiar unos amigos a y a capturar lo que están viviendo de la forma más bonita posible. Y esta sesión, en medio de un paisaje tan especial, nos recordó lo mucho que nos gusta que las historias no se queden solo en la boda, sino que sigan creciendo y que podamos seguir contándolas junto a ellos.



Las Salinas de Torrevieja nos regalaron un escenario que parecía sacado de otro planeta: ese rosa suave que lo envuelve todo, el reflejo del agua, la brisa tranquila y la luz cálida que llega al atardecer. Es un lugar que tiene algo mágico, perfecto para una sesión de embarazo donde la calma y la emoción se mezclan sin esfuerzo.





