Somos Santi y Álex, y quizá una de nuestras mayores fortalezas es que somos hermanos y esa conexión de toda la vida nos permite trabajar con una sincronía natural, entendernos sin palabras y anticiparnos al instante que el otro va a capturar. Y cuando el día de vuestra boda avanza tan rápido, esa compenetración marca la diferencia.
Somos de los fotógrafos que creen en las historias que no se fuerzan, en los abrazos que salen solos, en las miradas que hablan sin que nadie las dirija y en esos segundos que pasan rápido, pero que dicen más que cualquier posado.
Para nosotros, fotografiar una boda es estar presentes sin interrumpir, acompañar sin invadir y mirar con el corazón puesto en los detalles que realmente importan. Nos gusta observar en silencio, dejar que todo fluya y capturar lo que sucede cuando las emociones se viven de verdad.
No buscamos fotos perfectas, buscamos fotos que sientan, que dentro de unos años, al verlas, os transporten allí, a vuestras risas, a la emoción de la ceremonia, a esa caricia inesperada, al abrazo de un amigo que no olvidaréis.
Somos cercanos, naturales y honestos con nuestro trabajo. Y nos encanta que cada pareja nos deje entrar, aunque sea un poquito, en su historia.
Si estáis aquí, quizá sea porque compartimos una manera especial de ver las cosas. Y si es así… será un placer contar la vuestra.